La poeta y el asesino by Simon Worrall
autor:Simon Worrall [Worrall, Simon]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 2001-12-31T16:00:00+00:00
9
La «Carta Salamandra»
Era un día gélido de principios de enero de 1984. Lyn Jacobs, un amigo de Hofmann que acababa de llegar en avión desde Boston, se acercó al edificio de veintiocho plantas de las oficinas de la Iglesia. Había nevado durante las vacaciones, y el viento que soplaba desde las montañas Wasatch parecía atravesarlo como si fuese un cuchillo. Jacobs, un hombre extrovertido e ingenioso con pelo negro encrespado, perilla y ojos taciturnos, había conocido a Hofmann en 1979 en una librería, cuando, al ponerse a charlar, se dieron cuenta de que compartían una pasión común por los documentos históricos mormones.
Jacobs ya no solía pasar mucho tiempo en Salt Lake City. Se había marchado «allá, de vuelta al Este». La frase siempre le hacía reír, como si los mormones acabasen de llegar en un carromato. Dado que Jacobs era homosexual, aficionado a los libros, el arte, el teatro y la comida étnica, poner cinco mil kilómetros de distancia entre él y la central mormona había sido la decisión más inteligente de su vida. En Boston, donde estudiaba Teología en la Universidad de Harvard, estaba fuera del alcance de la mirada de los autoproclamados guardianes de la moralidad pública. Podía vestirse a su gusto, pensar lo que le diese la gana y, no menos importante, acostarse con quien quisiera. De hecho, si su viejo amigo no le hubiese llamado para pedirle que fuera a visitarlo y a ayudarlo a vender un manuscrito a la Iglesia, Jacobs habría pasado la Navidad en Boston. Sin embargo, en cuanto Hofmann le dijo de qué se trataba supo que era algo que no podía perderse. El documento ponía patas arriba toda la teología mormona, y Hofmann le había ofrecido el cincuenta por ciento de las ganancias.
Fechada el 23 de octubre de 1830, la carta que Hofmann decía haber descubierto había sido escrita por Martin Harris, uno de los primeros escribanos del Libro de Mormón, e iba dirigida a un tal W. W. Phelps. Por lo visto, Phelps, que acabaría por convertirse en un prominente miembro de la Iglesia mormona, había escrito a Harris para pedirle información sobre la nueva fe que estaba arrasando en Nueva Inglaterra. La respuesta de Harris comenzaba diciendo: «Estimado señor: Su carta de ayer ha sido recibida y me apresuro a contestarle de la forma más explícita posible: me enteré de la existencia de Joseph Smith hijo en el año 1824 ese verano firmé un contrato con su padre para que construyese una valla en mi propiedad…».
La revelación más extraordinaria de la carta era la descripción de Harris sobre cómo Joseph Smith había descubierto las planchas de oro. En los libros ilustrados que Jacobs había leído de niño, ese momento crucial estaba representado al estilo Disney: en un primer plano aparecía Joseph Smith, arrodillado sobre el suelo en un claro del bosque, rodeado de árboles de hojas doradas y vestido con una capa verde que ondeaba al viento. Ante él se alzaba el ángel Moroni: un hombre joven, musculoso y
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